(RSF/IFEX) – Cinco periodistas -un japonés, tres checos y un francés- son rehenes o se dan por desaparecidos en Irak. El periodista japonés ha estado retenido desde el 8 de abril de 2004. RSF hace un llamamiento a los secuestradores para que les dejen en libertad, así como a todos los demás civiles retenidos contra […]
(RSF/IFEX) – Cinco periodistas -un japonés, tres checos y un francés- son rehenes o se dan por desaparecidos en Irak. El periodista japonés ha estado retenido desde el 8 de abril de 2004.
RSF hace un llamamiento a los secuestradores para que les dejen en libertad, así como a todos los demás civiles retenidos contra su voluntad, y pide a todas las fuerzas presentes que se movilicen para conseguir una liberación rápida y en las mejores condiciones posibles. Estos secuestros de periodistas se inscriben en una oleada de raptos que se ha extendido rápidamente, en los últimos días. Cuarenta ciudadanos de doce países diferentes estarían actualmente retenidos como rehenes en el país.
Aunque principalmente relacionados con sus nacionalidades extranjeras, estos secuestros de periodistas tienen sin embargo efectos dramáticos sobre la libertad de prensa. Hacen particularmente peligrosas las condiciones de trabajo de los medios de comunicación en el país. Los reporteros se ven obligados a limitar sus movimientos, y a preocuparse de su propia seguridad, de manera prioritaria.
Con al menos ocho profesionales de los medios de comunicación -cuatro periodistas y cuatro colaboradores- muertos desde el 1 de enero de 2004, Irak puede ser considerado como uno de los lugares más peligrosos del planeta para los periodistas.
Algunos reporteros sobre el terreno comparan ya la situación de Irak con la de Beirut en los peores momentos de la guerra del Líbano (1975-1990). Entonces fueron muchos los periodistas extranjeros que se convirtieron en blanco de secuestros y ataques de diversos grupos armados. Ya sean de orden político o económico las reivindicaciones de los secuestradores, esos procedimientos resultan inadmisibles, viles y contrarios a las más elementales normas del derecho internacional.
La organización recuerda que los periodistas que cumplen misiones profesionales peligrosas en zonas de conflictos armados son considerados como personas civiles y deben estar «protegidos», como establecen las Convenciones de Ginebra (artículo 79 del protocolo adicional 1 de 1977).
El periodista de la agencia francesa de televisión Capa, Alexandre Jordanov, de 40 años, fue secuestrado el 11 de abril. Su camarógrafo, Ivan Cerieix, con el que realizaba un documental para Canal +, fue retenido durante algunas horas, por un grupo de la guerrilla iraquí, antes de quedar en libertad en la noche del 11 al 12 de abril. Jordanov probablemente habría sido secuestrado en Latifiya, a 30 km. al sur de Bagdad. Circulaba junto con Cerieix, un chofer y un traductor iraquí, en dirección a Hilla, para entrevistarse allí con el mando polaco, cuando el equipo se paró para grabar unos combates entre militares estadounidenses e iraquíes, tras un ataque a un convoy de material.
El mismo 11 de abril, tres periodistas checos desaparecieron en Taji, una localidad al norte de Bagdad. El reportero Michal Kubal, de 27 años, y el camarógrafo Petr Klima, de 40 años, ambos de la televisión pública CT, y el reportero Vit Pohanka, de 37 años, de la radio pública Cro, compartían un taxi para viajar a Amman, la capital jordana.
Tres civiles japoneses fueron secuestrados el 8 de abril, en la carretera entre Amman y Bagdad. Entre ellos figura el fotógrafo independiente Soichiro Koriyama, de 32 años, que trabaja para el «Asahi Weekly» (ver las alertas de IFEX del 12 y 8 de abril de 2004).