De seis a 25 años de cárcel. Estas son las estrictas sentencias impuestas la semana pasada a 11 activistas libios que planeaban reunirse en Benghazi, la segunda ciudad más grande de Libia, para realizar una manifestación pacífica contra la represión policial. En el Medio Oriente, con tan pocas oportunidades de expresar el disenso, tomar las […]
De seis a 25 años de cárcel. Estas son las estrictas sentencias impuestas la semana pasada a 11 activistas libios que planeaban reunirse en Benghazi, la segunda ciudad más grande de Libia, para realizar una manifestación pacífica contra la represión policial. En el Medio Oriente, con tan pocas oportunidades de expresar el disenso, tomar las calles es con frecuencia la única opción. Y ahora, informan los miembros de IFEX, incluso esa avenida está cada vez más amenazada.
Los hombres, parte de un grupo de 14 que fueron arrestados inicialmente, esperaban organizar una marcha en febrero de 2007 para conmemorar el primer aniversario de un violento enfrentamiento entre manifestantes y la policía en Benghazi, informa Human Rights Watch. En ese día mortal de 2006, unos manifestantes habían irrumpido en el consulado italiano después de que un ministro del Gobierno italiano defendió la publicación de las polémicas caricaturas del profeta Mahoma. Algunos manifestantes fueron golpeados por la policía, algunos fueron arrestados y al menos 11 fueron muertos.
De los 14 hombres arrestado en febrero de 2007 por planear una marcha por el aniversario, son han sido liberados. Desde entonces, no se ha sabido de un tercero, ‘Abd al-Rahman al-Qotaiwi. Y los restantes 11 hombres fueron condenados, en un nuevo tribunal de seguridad del Estado creado para la ocasión, por planear derrocar al Gobierno y reunirse con un funcionario de la embajada estadounidense antes de la marcha.
Idris Boufayed, el «principal organizador» que vivió 16 en el exilio en Suiza hasta que volvió a Libia para una vista en 2006, fue sentenciado a 25 años Boufayed está sufriendo de cáncer del pulmón avanzado y los funcionarios están decidiendo actualmente si se le debería liberar por motivos médicos.
Otro acusado, Jamal Ahmad al-Haji, es un reconocido escritor y crítico del Gobierno. En un artículo que escribió unos cuantos días antes de su arresto, pedía «libertad, democracia, un estado constitucional y leyes» en Libia. Al-Haji tiene ciudadanía danesa, que el Gobierno libio se ha negado a reconocer. Las autoridades también rechazaron las peticiones del Gobierno danés de visitarlo.
«En la Libia actual, el mero hecho de criticar al Gobierno puede llevar a una persona a la cárcel por años», dice Human Rights Watch, que ha estado en la primera línea de una campaña para que se revoquen las condenas.
La situación es igual en otras partes del Medio Oriente. En Bahrein, las Fuerzas de Seguridad Especiales (SSF) y fuerzas del ejército vestidas de civil atacaron a un público que asistía a un seminario público el 5 de junio unos momentos después de que comenzó la reunión, informa el Bahrain Center for Human Rights (Centro de Bahrein para los Derechos Humanos, BCHR). En Bilad Al-Qadeen, en las afueras de la capital, Manama, la gente se estaba reuniendo para decidir qué hacer con una petición que habían redactado (firmada por 54,000 ciudadanos) que exigía la renuncia del primer ministro por sus infracciones a los derechos humanos durante su régimen de 37 años. Un participante está en coma después de ser golpeado en la cabeza por una bala de goma que fue disparada a corta distancia.
Apenas la semana pasada en Egipto, la Red Árabe por la Información de Derechos Humanos (ANHRI) informó que la policía amenazó con usar la violencia contra poetas e intelectuales que estaban intentando reunirse para un evento cultural en El Cairo. Los participantes planeaban hacer un llamado por la unidad nacional y el rechazo del extremismo mediante una tarde de canciones y poesía; unas propuestas razonables, teniendo en cuenta los conflictos sectarios que Egipto ha estado sufriendo en semanas recientes.
Pero las fuerzas de seguridad les impidieron llegar a la sede y amenazaron con lastimarlos si intentaban atravesar las barreras policíacas. Se les negó el acceso entre otros, al gran poeta Ahmad-Fouad Negm y a George Ishaq, el ex líder del grupo de coalición de la oposición Kifaya.
Fue «como si la poesía y las canciones representaran una amenaza a la seguridad nacional egipcia y se tuviera que responder a ellas con un la fuerza militar», dice la ANHRI.
Mientras tanto, en Siria, un grupo de 13 notables activistas políticos, entre ellos el ex parlamentario Riad Seif, siguen detenidos tras su arresto en diciembre de 2007 por asistir a una asamblea de grupos de la oposición, informa Human Rights Watch. Están esperando su juicio por cargos que van desde debilitar el sentimiento nacional y despertar los conflictos sectarios hasta difundir noticias falsas que afectarían la moral del país. A cientos de otros activistas se les impide salir de Siria para asistir a asambleas de derechos humanos.
Y a otros se les impide celebrar reuniones. Mazen Darwish, presidente del Centro Sirio para Medios y Libertad de Expresión, había obtenido un permiso del ministerio de Cultura para organizar una conferencia de libertad de prensa en el Centro Cultural Árabe en Damasco el 25 de mayo. Pero 15 minutos antes del evento, un funcionario del mismo ministerio ordenó su cancelación. En un caso separado, Darwish está esperando juicio por difamar al estado. Fue arrestado en enero mientras cubría violentos enfrentamientos en Damasco.
Esos actos de asamblea y las violentas reacciones de los regímenes hacia ellos son dignos de recordar en un momento en que los gobiernos occidentales se orientan hacia un aumento del compromiso con algunos de los peores predadores de la libertad de prensa. El presidente francés Nicolas Sarkozy está planeando mandar dos enviados de alto rango a Siria este mismo mes, pues los vínculos suspendidos el año pasado debido a la crisis política de Líbano comienzan a restablecerse.
«Cualquier compromiso con Siria debe incluir un debate abierto de las inquietudes de los derechos humanos», dice Human Rights Watch. Pues sin el apoyo constante para esas personas y movimientos que luchan por los derechos humanos y la democracia, no es muy probable que las relaciones entre el Medio Oriente y Occidente lleguen muy lejos.
Visite estos vínculos:
– Human Rights Watch sobre Libia: http://tinyurl.com/3ts2qk
– BCHR: http://www.bahrainrights.org/en/node/2254
– ANHRI: http://ifex.org/en/content/view/full/94452/
– Human Rights Watch sobre Siria: http://tinyurl.com/3pomek
– RSF sobre Darwish: http://tinyurl.com/4bpfba
– Página de IFEX sobre Medio Oriente y África del Norte: http://tinyurl.com/4ksop7
(17 de junio de 2008)